Cuando se desperto esa mañana, aun se sentía cansada.
¿Por qué sería que ultimamente siempre se sentía tan cansada? En verdad no hacia nada mas que repetir la rutina de lunes a viernes, los sabados y domingos de hecho eran los días que mas descansaba; incluso había veces en las que ni siquiera se quitaba la pijama y las 3 de la tarde la sorprendía aun con esa pijama psicodelica que tan mal le sentaba.
Ya eran otra vez las 3 de la tarde y ella aun seguía en ese odioso pijama.Se encontraba adormilada y el sonido de la musica no le ayudaba en lo más minimo. Hubiera caido en los brazos de Morfeo de no ser por el molesto sonido que provenía de su puerta, un ruido parecido a un "Toc, toc, toc" y lo hubiera ignorado de no ser porque parecía ser lo unico que le impedía por fin caer en el hermoso y necesitado sueño.
"¡¿Que?!"- preguntó molesta al abrir la puerta y solo al mirar a los ojos de la persona parada frente a ella varias cosas fueron asimiladas en su cabezita adormecida.
La primera de ellas era que aun seguía en esa detestable pijama, la siguiente que aun no se habia bañado y debía verse aún desaliñada , y la ultima de sus realizaciones fue que frente a ella estaba parado el hombre que había amado en secreto por los utimos casi 6 años de su vida.
"La pijama, tal vez unos 200 pesos"- comenzó a decir él mientras la recorría con la mirada- "las pantunflas de conejitos, otros 200, yo creo"- y la miro arqueando la ceja- "pero esa expresión, no tiene precio"- concluyo él permitiendose una de esas sonrisas seductoras de las que no era consciente y que a ella la hacían imaginarse cosas insanas.
Ella aún lo miraba con una expresión que reflejaba una mezcla entre enojo, sorpresa y... '¿Que es ese brillo en sus ojos?'- pesó para si mismo -'¿Será lujuría?'- se preguntó, pero lo desecho de inmediato; le parecía imposible concebir eso viniendo de ella hacia él.
"Seguro estabas viendo uno de esos animes yaoi, ¿verdad?"- preguntó él tratando de asomar su cabeza hacia el interior y acercandose demasiado a ella.
"¡Claro que no!"- dijo ella en un chillido nervioso que no tenía nada que ver con el comentario recibido, sino más bien con la repentina cercanía. Inmediatamente se aparto de él y la acción fue interpretada como una invitación a pasar.
Él rara vez se acercaba demasiado a ella y cuando lo hacía solo era la distancia necesaria, sin "invadir espacios personales" como él solía decirlo.
"¿Entonces por qué tienes ese brillo en los ojos?"- pregunto él acomodandose en el sillón preferido de ella, el más comodo de la casa.

TBC...